Buenos días:
Hoy os quiero hablar de Marisqueria El Cantabrico ya para ellos primero voy ha contar su historia:
Abrió sus puertas por primera vez hace casi 60 años, concretamente en el año 1948 con el nombre de "Casa Bravo", pequeño local de la calle Padilla. Su joven fundador Dionisio Amorós,, lo rebautizo como "El Cantábrico" en honor a su esposa, Fernanda Dehesa que era de Santander. De esta manera nació "El Cantábrico", dedicado desde sus inicios al buen marisco y como no a la cerveza (que es perfecta para refrescarnos y quitarnos el calor que esta haciendo) . Y poco a poco fue creciendo pero siempre ha conservado y conservara el espíritu de su fundador.
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Algunos de los empleados llevan mas de 30 años trabajando, por lo que la marisquería es como su segunda casa y por ese motivo cuando vas te hacen sentir como en casa.
Su antiguo espíritu se sigue recogiendo en el local ya que conserva su largo mostrador, sus grifos plateados y sus antiguos azulejos (actualmente no hacen unos azulejos tan bonitos como estos) y como no, las paredes estas repletas de fotografías que nos muestran el antes y el después del local.
Todos los días su marisco es traído al local, por lo que sus productos son siempre frescos ya que de otro día, no sabe ni tiene la misma calidad que uno fresco y cogido de ese mismo día.
Tres generaciones han pasado ya por la Marisquería, pero siempre ha mantenido su espíritu y su calidad.
Y el motivo por el que os quiero hablar de ellas es por que hace unos días la visite y me encanto.
El motivo de mi visita fue ir a probar las navajas ya que es unos de mis mariscos favoritos y la verdad es que mereció la pena por estaban BUENISIMOS.
Lo que menos me gusta de las navajas es que tienen mucha arena y a todos los sitios que he ido siempre tenían algo pero es que aquí no tenían nada de arena y estaban en su punto, tenían un sabor perfecto e inigualable, la verdad es que me encantaron y pienso repetir.
Y todo esto lo acompañe de un vinito blanco delicioso que le daba un acompañamiento perfecto.
Además su geste es muy amable y te hace sentir como en casa, te tratan de maravilla y tienen un servicio muy rápido.
Os lo recomiendo porque la verdad es que merece la pena.
Un saludo
Hoy os quiero hablar de Marisqueria El Cantabrico ya para ellos primero voy ha contar su historia:
Abrió sus puertas por primera vez hace casi 60 años, concretamente en el año 1948 con el nombre de "Casa Bravo", pequeño local de la calle Padilla. Su joven fundador Dionisio Amorós,, lo rebautizo como "El Cantábrico" en honor a su esposa, Fernanda Dehesa que era de Santander. De esta manera nació "El Cantábrico", dedicado desde sus inicios al buen marisco y como no a la cerveza (que es perfecta para refrescarnos y quitarnos el calor que esta haciendo) . Y poco a poco fue creciendo pero siempre ha conservado y conservara el espíritu de su fundador.
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Algunos de los empleados llevan mas de 30 años trabajando, por lo que la marisquería es como su segunda casa y por ese motivo cuando vas te hacen sentir como en casa.
Su antiguo espíritu se sigue recogiendo en el local ya que conserva su largo mostrador, sus grifos plateados y sus antiguos azulejos (actualmente no hacen unos azulejos tan bonitos como estos) y como no, las paredes estas repletas de fotografías que nos muestran el antes y el después del local.
Todos los días su marisco es traído al local, por lo que sus productos son siempre frescos ya que de otro día, no sabe ni tiene la misma calidad que uno fresco y cogido de ese mismo día.
Tres generaciones han pasado ya por la Marisquería, pero siempre ha mantenido su espíritu y su calidad.
El motivo de mi visita fue ir a probar las navajas ya que es unos de mis mariscos favoritos y la verdad es que mereció la pena por estaban BUENISIMOS.
Lo que menos me gusta de las navajas es que tienen mucha arena y a todos los sitios que he ido siempre tenían algo pero es que aquí no tenían nada de arena y estaban en su punto, tenían un sabor perfecto e inigualable, la verdad es que me encantaron y pienso repetir.
Y todo esto lo acompañe de un vinito blanco delicioso que le daba un acompañamiento perfecto.
Además su geste es muy amable y te hace sentir como en casa, te tratan de maravilla y tienen un servicio muy rápido.
Os lo recomiendo porque la verdad es que merece la pena.
Un saludo
